18|08|2024
SOLO EN SU TORRE DE CRISTAL
Las horas más
oscuras de Alberto Fernández, enojado y deprimido
porque no le creen
Vitobello e Iribarne fueron a verlo a su refugio de
Puerto Madero, donde trabaja en su estrategia
judicial, precupados por su integridad. Otros, sólo
teléfono. Impacto por los chats con Fabiola Yañez.
Algunos acompañan del otro lado del teléfono. Con la
zona rodeada de periodistas, sus amigos de siempre
prefieren esperar a que baje la espuma antes de
acercase a la torre River View en la que vive
Alberto Fernández, en Puerto Madero. En el piso 12,
solo, el expresidente pasa sus horas más oscuras
enfocado en el diseño de la estrategia judicial para
hacerle frente a la causa por violencia de género en
la que fue denunciado por su expareja Fabiola Yañez.
Fernández sabe que su derrotero judicial recién
empieza. La declaración de Yañez apenas fue el
primer paso de un camino “muy largo”, que incluirá
un desfile de testigos y semanas de revelaciones en
Comodoro Py. Está deprimido y enojado con los más
cercanos que dejaron de llamarlo porque ya no
confían en su palabra.
Este viernes, la revelación de la secuencia de
conversaciones que Yañez mantuvo con la histórica
secretaria del expresidente, María Cantero, terminó
de detonar algunas relaciones. Quienes albergaban la
esperanza de que las acusaciones fueran falsas, se
amargaron con los chats que leyeron en las últimas
horas. Algunos cruzaron mensajes y llamados.
Hablaron de la “doble personalidad” del expresidente,
aunque mantienen la preocupación por su integridad
física.
“Alberto podía ser mentiroso, pero no imaginamos
algo tan monstruoso escondido”, se dijeron este
viernes, vía telefónica, dos excolaboradores,
“impactados” -según sus palabras- por las
revelaciones. En la intimidad, el expresidente había
ensayado algunas explicaciones cuando se conocieron
las primeras acusaciones de violencia. Habló del
“calvario” que le tocó vivir por el consumo
problemático de alcohol de parte de Yañez. Sus
amigos lo confrontaron: le dijeron que eso no
justificaba la violencia de género.
Los amigos,
entre la contención y la distancia
Fernández vio a unas pocas personas desde que
estalló el escándalo. Dos integrantes de su círculo
histórico, Julio Vitobello y Alberto Iribarne,
corrieron a Puerto Madero el sábado 3, alertados por
Diego Sandrini, custodio del expresidente que los
llamó preocupado cuando vio que se hundía en la
depresión. Fernández ya sabía que Clarín publicaría
al día siguiente la primera nota con las
revelaciones de la causa.
El expresidente todavía hablaba del supuesto
“vuelto” del juez federal Julián Ercolini y del
multimedios por sus denuncias en el caso de Lago
Escondido, el viaje que compartieron magistrados
judiciales, ejecutivos del grupo y exfuncionarios
porteños a la estancia de Joe Lewis. “No puedo creer
lo que me han hecho, es una canallada”, repetía,
pero el avance de la causa judicial y el testimonio
de Yañez empezaron a cercarlo.
Ya con poca confianza en sus palabras, algunos
amigos señalaron que se limitaban a acompañarlo
“desde lo humano”, preocupados por su estado de
ánimo. “¿Cómo ustedes no me creen?”, se indignó por
los que dejaron de llamarlo.
Pocos decidieron hablar en público. Jorge Argüello
dio una muestra de lealtad incondicional y se arrojó
solo sobre la granada. Había ido al programa de
Carlos Pagni a hablar sobre política exterior, pero,
sin que el periodista le preguntara, decidió meterse
en la causa por violencia de género. “Cuando escuché
las denuncias de golpes me pareció inverosímil.
Conozco a Fernández desde hace décadas, he conocido
sus distintos matrimonios y parejas y jamás he
escuchado hablar sobre esto. Está la denuncia hecha,
está abierta la causa, están trabajando fiscales y
jueces, pero siento que tengo la obligación de hace
esta aclaración”, dijo el exembajador argentino en
Estados Unidos.
Fernández y Argüello son amigos desde hace más de 40
años. Compartieron estudios en la Facultad de
Derecho. De ese grupo también formaba parte el
diputado Eduardo Valdés, que la semana pasada dijo
que le costaba creer que la acusación fuera cierta.
“Lo conozco desde los 18 años. Me dice que es
inocente, lo veo con decisión de probarlo”, contó,
con cierto dejo de esperanza.
Aquella banda de amigos se completaba con Vitobello,
Iribarne, Carlos Montero, Guillermo Oliveri, Claudio
Ferreño, Miguel Pesce y Raúl Garré, todos dirigentes
del peronismo porteño que tuvieron algún paso por la
administración del gobierno del Frente de Todos.
Muchos de ellos ya no tienen comunicación con el
expresidente, divididos entre la desilusión y la
desconfianza, aunque lamentan la "lapidación
pública" de Fernández. "La causa judicial ya es lo
suficientemente grave", aducen.
Aunque corrió en su auxilio la semana pasada,
Vitobello tampoco volvió a verlo. El vínculo entre
el expresidente y el exsecretario general de la
Presidencia ya se había enfriado una vez finalizado
el gobierno del Frente de Todos, un ciclo que todos
definen como “muy desgastante” en la diaria. El
exsecretario general de la Presidencia ni siquiera
sabía que Fernández se había separado de Yañez.
Otros excolaboradores, tampoco. El expresidente no
lo comentó cuando volvió de España.
“Alberto siempre fue muy cerrado en los temas
personales. Nunca hablaba de eso”, apunta un hombre
que conoce bien al expresidente. Los integrantes de
su círculo íntimo casi no lo veían. La exprimera
dama no participaba de encuentros con contenido
político. Incluso los amigos de siempre dicen que no
tenían acceso a la intimidad del hogar, en Olivos.
Solo hacia el final de su mandato, Fernández
reconocía ante un círculo reducido que la relación
con su pareja estaba detonada. No imaginaron hasta
qué punto.
El refugio de
Fernández
Fernández cambió el número de teléfono (un celular
se lo llevó al Justicia en el allanamiento) y pasa
sus horas en el departamento que -dice el
expresidente- le prestó hace varios años el
empresario Enrique Albistur, uno de los pocos que
compartió almuerzos y cenas con Fernández y Yañez
junto a su pareja, Victoria Tolosa Paz, que también
se mantiene en silencio.
El departamento de la torre River View "es chico",
apuntan quienes conocen la propiedad. Tiene un
living comedor y una habitación en suite donde
duerme Fernández. El expresidente recibe allí a muy
pocas personas y no sale siquiera al balcón para
evitar las cámaras que apuntan al ventanal desde la
vereda. Como Argüello, Valdés y Olmos, Albistur
forma parte del grupo que intenta contenerlo
emocionalmente. Lo mismo hace su hermano, Pablo
Galíndez, que la semana pasada se instaló en el
departamento.
El ex jefe de Gabinete Santiago Cafiero también le
escribe. Le tiene cariño personal. La semana pasada
le recomendó que se enfocara en la estrategia
judicial y evitara hacer declaraciones a los medios.
Fernández dijo que sí, pero le hizo poco caso.
Después de eso, le dio una entrevista al diario El
País y otra a El Cohete a la Luna. La llegada de su
nueva abogada, Silvina Carreiras, lo ayudó a
concentrarse en la estrategia de defensa de la causa
y parece haber ordenado un poco más sus
intervenciones públicas.
La renuncia
anunciada al PJ
Aunque estaba en uso de licencia desde marzo, el
miércoles Fernández presentó oficialmente su
renuncia a la presidencia del Partido Justicialista
(PJ). “Con mi alma lastimada por tanto escarnio y
siendo víctima de una cruel operación que también
lastima a mis hijos, saludo a cada compañero y
compañera con mi compromiso de siempre”, dice el
texto que le llegó a Olmos, apoderado del partido.
Días antes, Olmos había hecho honor a su amistad y
le había avisado a Fernández que había mucha presión
interna sobre su persona y que varios consejeros
querían pedirle públicamente la renuncia. Le sugirió
que se adelantara. Fernández se fastidió, pero
terminaron acordando un texto de salida.
Tres minutos después de que se conociera esa
noticia, el PJ de la Ciudad, que preside Mariano
Recalde, publicó un comunicado en el que solicitaba
formalmente que se le pusiera fin a la licencia de
Fernández y se lo apartara definitivamente del
partido. El texto ya había llegado antes a oídos del
expresidente, en la soledad de Puerto Madero.
Fuente
LP
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