26|08|2024
Javier Milei,
atrapado y sin Mauricio Macri: S.O.S gobernadores
Tres derrotas al hilo. La rosca de Karina, la
tensión con el expresidente y los números para
sostener el veto a la reforma previsional. ¿Se
disuelve la SIDE?
Fueron tres derrotas en apenas 48 horas en el
Congreso lo que obligó a Javier Milei a redefinir su
marco de alianzas, ya sin Mauricio Macri como socio
fijo. Lo que viene no es fácil: el Presidente
necesita ajustar su gestión para sostener la presión
del electorado que le dio el triunfo y empieza a
pedir más resultados.
Como se adelantó en esta columna, agosto pintaba
para ser un mes de pasos en falso de Milei en la
arena legislativa, donde la oposición que le
facilitó la ley ómnibus y la reforma fiscal iba a
empezar a marcarle la cancha en temas sensibles,
como los fondos reservados para la SIDE o los
ingresos de los jubilados.
El Presidente no tuvo ni tendrá más opción que ir a
lo clásico: arreglar cuentas con los gobernadores
para garantizarse ayuda en los recintos. Sólo así
puede resistir una rebelión de figuras sin poder
territorial, pero con votos en el Congreso y mucha
experiencia en la rosca legislativa. A la mesa de
rebeldes se sumó Macri, quien tarde o temprano iba a
empezar a diferenciarse de Milei, para que su
destino no sea terminar aplaudiendolo desde la
tribuna.
Las internas de Karina Milei tuvieron un desenlace
en el Parlamento, con la ruptura, ya definitiva
entre su hermano y Victoria Villarruel; y la
fractura interminable del bloque de Diputados, que
puede tener consecuencias en le mediano plazo.
Los
tropiezos de Javier Milei
La ajustada mayoría que el miércoles rechazó en
Diputados el DNU que aumentó los fondos reservados
para el aparato de Inteligencia, puede ser el
puntapié inicial de un desguace de la SIDE que Milei
relanzó hace pocos meses.
Para el libertario, la ex-AFI es, ante todo, la
herramienta que sustenta sus relaciones bilaterales
con Israel y Estados Unidos, cuyos representantes
diplomáticos circulan por las oficinas principales
del organismo como si fueran suyas.
Para un sector de la oposición, la SIDE concentra
los recursos que Milei utiliza para amedrentarlos
por las redes sociales, con cuentas anónimas que
hostigan a referentes opositores con información
personal, que podría surgir de las bases de datos
del Estado. El coordinador de ese ataque
cibernético, creen, es el asesor Santiago Caputo.
Desde ahora, el Gobierno deberá refutar estas
hipótesis en la bicameral de fiscalización de
organismos de inteligencia, ante una mayoría que,
como anticipó Letra P, reunió al kirchnerismo con el
radicalismo de Martín Lousteau, quien ganó la
batalla interna de su partido y se quedó con la
presidencia de la comisión.
Entre los libertarios hay versiones de todo tipo.
Hay quienes creen que El Jefe dio luz verde para
convocar a la comisión y arriesgarse a una derrota,
porque le agrada que empiecen investigar de cerca a
Caputo, empoderado con el control de la SIDE. Es por
eso, plantean, que el asesor esta semana se fue de
vacaciones.
La comisión estuvo seis meses sin conformarse y se
podría haber esperado un tiempo más. Otra
interpretación del apuro es que si seguía la
acefalia en la bicameral podría haberse adjudicado
la presidencia Leopoldo Moreau, quien igual fue
elegido vice. Además, el primer tema en agenda de la
bicameral, pedido por Elisa Carrió, es investigar el
organismo de inteligencia de la policía federal, a
cargo de Patricia Bullrich. Todo tiene que ver con
todo.
¿La
SIDE se disuelve?
La sesión en Diputados que rechazó el DNU de fondos
reservados y lo dejó al filo del veto -en el Senado
sobran los votos negativos para eliminarlo
definitivamente- se logró gracias a los oficios de
Emilio Monzó y Nicolás Massot, diputados de
Encuentro Federal y experimentados arquitectos
parlamentarios. Vencieron a Guillermo Francos, quien
puso todos los recursos de la Jefatura de Gabinete
para frustrar la sesión. La rosca tradicional superó
a la casta libertaria.
Sin plata, Francos ofreció a los gobernadores la
autorización para firmar empréstitos en el exterior
y, con esa promesa, alineó a casi todos. La
excepción fue el chubutense Ignacio Torres (PRO). La
presión del ministro coordinador provocó un hecho
inédito: el diputado cordobés Carlos Gutiérrez, que
había firmado el pedido de sesión, dejó su banca
vacía. Tampoco fueron representantes de provincias
como Misiones, Neuquén, Entre Ríos, Salta; y las
radicales Corrientes y Mendoza. Tanta obediencia
debida debe haber sido bien retribuida.
Fue una votación clave para la gestión Milei: si no
había cuórum, Caputo hubiera tenido los fondos
reservados para el resto de la gestión. Si bien se
llegó a la mayoría por la presencia oportuna de
cinco alfiles del PRO, la sesión podría haber
empezado antes si arribaban a tiempo algunos
referentes de Unión por la Patria.
También fue clave Lousteau, quien lejos de acordar
la paz con el Gobierno después de quedarse con la
bicameral, movió las fichas para voltear el DNU. El
sector de Monzó y Massot, por decisión de Martín
Menem, se quedó sin silla en esa comisión y quedaron
enfrentados.
Los exPRO le ganaron el primer duelo al riojano,
pero no quedaron conformes y van por más: promoverán
una reforma de la ley de inteligencia. Hasta evalúan
pedir la disolución de la flamante SIDE y derivar
las tareas de espionaje en otras áreas. Fue una de
las propuestas de Bullrich en la campaña, cuando no
imaginaba que volvería a ser ministra de Seguridad y
con Milei de presidente.
La
ruptura con el PRO
La ayuda del PRO para votar contra los fondos de
inteligencia tuvo dos capítulos. Uno fue la cena del
lunes a la noche entre Monzó, el diputado Oscar
Carreño y Horacio Rodríguez Larreta, quien garantizó
el cuórum de Álvaro González y Héctor Stefani. Si
hubiera vuelto de su viaje, también hubiera entrado
rápido al recinto Héctor Baldassi. El gobernador
Torres logró que Ana Clara Romero colaborara.
Macri se sumó a la rosca con un Zoom de la mesa del
partido el martes por la noche y otro el miércoles a
la mañana, en el que pidió un gesto en contra de
Caputo. La idea original consistía en libertad de
acción para votar, pero sin colaborar con el cuórum.
El expresidente no se contuvo y quiso dejar en claro
su ayuda.
Diana Molero y Sofía Brambilla fueron las encargadas
de Macri para dar ese gesto: se sentaron en sus
bancas y garantizaron las 129 presencias necesarias
para iniciar la sesión. La gran derrotada fue
Bullrich, quien sólo pudo aportar cuatro de los 37
votos PRO a favor del DNU. Hubo ausencias y
abstenciones que la complicaron, como las de sus
presuntos dirigidos, Fernando Iglesias y Silvana
Giudici.
En el Senado, el expresidente también dejó su
estampa con la votación en general a favor de la
reforma jubilatoria que se sancionó el jueves con
cinco apoyos PRO. Cuatro de ellos rechazaron
artículos de mayor costo fiscal, pero para Milei el
golpe estaba dado. Macri después negó su
intervención.
El jefe del bloque, Luis Juez, dice que no hubo
llamados de Macri, pero es difícil creerle una
versión así al entrerriano Alfredo De Angeli o la
misionero Martín Goerling Lara. Esta dupla entendió
que sólo había que rechazar los artículos de mayor
gasto, porque el resto era aceptado por Milei. Dicen
eso. En este caso, da igual, porque al Gobierno no
le alcanza con el PRO para evitar los dos tercios en
ambas cámaras.
Diputados, la llave para borrar la reforma
La apuesta de Milei para mantener el veto a la ley
previsisonal es Diputados, donde necesita un tercio
de los miembros: 86 votos. No es nada fácil, porque
entre PRO y LLA suman 75 y está claro que Larreta
tiene sus alfiles para molestar.
De hecho, cuando la reforma se aprobó en la cámara
baja, hubo siete ausencias PRO, entre ellas María
Eugenia Vidal y Silvia Lospennato. ¿Son capaces de
ocupar sus bancas para pedir que no se aumenten las
jubilaciones?
Milei apuesta a Francos y su diálogo con
gobernadores de los partidos provinciales y de la
UCR. En el bloque LLA cuentan a 82 seguros -entre
propios, PRO y aliados- y creen que el jefe de
Gabinete, quemando naves, tendría que sumar cuatro
más.
No es mucho, pero tampoco es tan sencillo votar en
contra de los jubilados sin un costo a mediano
plazo. El radicalismo dialoguista, liderado por los
gobernadores Leandro Zdero (Chaco) y Gustavo Valdés,
trató de modificar en el Senado los artículos de
mayor gasto y quedaron en minoría. Son quienes
deberían juntar una docena de votos en Diputados
para sostener el veto.
Milei, por ahora, descartó la chance de un veto
parcial, para facilitarles la tarea. Es lo que le
piden. De hacerlo, las sesiones serán para votar a
favor o en contra de que los jubilados ganen 300 mil
pesos, uno de los artículos que Milei no acepta. No
serían jornadas fáciles. El Presidente tampoco avala
la actualización anual por salarios. Su última
propuesta fue que el aumento sea por el 25 por
ciento de la variación real y no el 50, cómo dice la
ley. Sería un cambio quirúrgico. El tercer artículo
que resiste el líder libertario es la asistencia a
las cajas previsionales de las provincias, una
obligación que ya tiene en una ley vigente.
El Senado dejó un dato alarmante para Francos: los
partidos provinciales le dijeron que si había
sesión, votaban a favor. Así fue. No será fácil
cambiar la historia en el recinto vecino.
La interna en el bloque LLA en Diputados puede jugar
en contra. La salida de Lourdes Arrieta implica un
voto menos y, por ahora, Rocío Bonacci y Marcela
Pagano juegan a favor. Las sostiene Milei, que habla
con ellas y asegura que no se informa de las
internas. No le gustan. Cada expulsión del bloque
implica menos votos para sostener el veto. Milei
debería tener en cuenta esos números ante de
habilitar a su hermana a ir a fondo con las peleas.
Villarruel, en boxes
Las disputas en Diputados eclipsaron los nuevos
cruces entre Victoria Villarruel y los hermanos
Milei, un vínculo que ya no tiene retorno. La
vicepresidenta no soportó a los trolls libertarios y
apuró un debate por las dietas en el Senado, un tema
que la tiene de rehén y seguirá en comisiones.
Villarruel complotó contra la candidatura a juez de
la Corte de Ariel Lijo, quien expuso el miércoles en
el Senado y dejó su pliego en suspenso hasta que
Milei tenga ganas de negociar. Recién ahora parece
haberse enterado que, tal vez, haya sido una
herramienta del Presidente y de Ricardo Lorenzetti
para que la Corte quede sin mayoría propia en
diciembre. La vicepresidenta desprecia a Lijo por no
haber hablado de la teoría de los dos demonios en
sus fallos sobre la violencia setentista. Unión por
la Patria está dispuesto a darle los votos para que
vaya al máximo Tribunal, pero quiere algún premio,
como ampliar la Corte o cubrir juzgados inferiores
con candidatos afines.
La vice tampoco quiso poner la cara para la derrota
en la reforma jubilatoria y se fue de la votación.
Frenó la sesión durante dos meses a la espera de un
acuerdo que no llegó.
Lo que más le molestó, sin embargo, es que no la
hayan llamado las últimas dos semanas para acercar
posiciones y forzaran una derrota para un eventual
veto, que ni siquiera podría sostenerse. "Francos
nos pidió pisar la sesión 15 días, la paramos dos
meses y nos manda a perder", repetía Villarruel en
su despacho, antes de hacer un paso fugaz por el
recinto, donde nunca la tiene fácil. El próximo
jueves quiere aprobar el proyecto de Boleta Única,
un reclamo de la Rosada. Le pedirán tratar el DNU de
los fondos reservados de la SIDE, para eliminarlo
definitivamente. No tiene muchas ganas de exhibirse
en una derrota. Tal vez se vuelva a ir.
Fuente
LPO
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