12|01|2023
La inflación en diciembre fue del
5,1% y cerró el año en 94,8%
Pese al repunte respecto del 4,9%, el Gobierno puede celebrar
una baja de un punto y medio respecto del segundo trimestre.
La inflación de diciembre fue del 5,1%, informó este jueves el
Indec. Así, 2022 cerró con 94,8%, por debajo de las proyecciones
de los privados y, más importante, dentro de las dos cifras. Así
y todo, es la marca anual más alta desde 1991.
Aunque en el Gobierno se habían ilusionado con poder repetir un
guarismo similar al 4,9% de noviembre y quedar debajo del cinco,
esta vez no fue posible. La inflación núcleo subió cinco décimas
hasta el 5,3% y los precios regulados avanzaron 5,1%. Si bien
los precios estacionales volvieron a ayudar a la baja (4,6%), no
alcanzaron a contrarrestar los otros dos componentes del nivel
general.
Con el 5,1%, Massa y Rubinstein consiguieron dejar atrás las
cifras del tercer trimestre trimestre, cuando la inflación
promedió 6,9%, y también las del segundo trimestre que fueron
del 6,2% en media. El promedio del último trimestre fue del
5,4%.
Esta compresión del punto y medio porcentual retrotrae la
inflación a niveles más cercanos a los de comienzos del 2022 y
permite empezar a desarmar las expectativas de tres dígitos de
inflación para 2023. De hecho, poco a poco algunas consultoras
empiezan a creer que el equipo económico podrá proseguir con la
baja de la inflación, al menos en la primera mitad del año. Para
la segunda mitad del año hay más dudas sobre los vencimientos de
deuda, la cantidad de pesos en la calle y el ruido político.
Mientras el grueso de las expectativas del Relevamiento de
Expectativas de Mercado hablan de una inflación sostenida arriba
del 5,8% para los próximos meses, MegaQM, por ejemplo, considera
factible que en los primeros tres meses de este 2023 los precios
evolucionen al 4,9% mensual promedio y a partir del segundo
trimestre empiecen a repuntar. Primero al 5,3% en promedio y ya
para la segunda mitad del año, con una fuerte influencia del
calendario electoral, al 6,7% promedio: "Nuestro escenario base
se aproxima más a las expectativas oficiales en los primeros
meses y se diferencia en el segundo semestre con un riesgo más
alto de aceleración", destaca el informe mensual de la
consultora.
En efecto, los tipos de cambio paralelos repuntaron 4% en la
jornada y ampliaron la brecha cambiaria. La presión de los
pasivos monetarios del Banco Central y los vencimientos de la
deuda de corto plazo -de los cuales el 90% tiene fecha para
antes de septiembre- son los riesgos más relevantes para la
desaceleración de los precios.
Otros son más escépticos. Camilo Tiscornia de C&T Asesores
Económicos explicó a LPO que "Es díficil pensar en una inflación
bajando al 3% cuando el dólar oficial se está moviendo al 6%
mensual. Puede haber una baja, pero no la veo hasta el 3% y hay
riesgos de que se vuelva a escapar. La pregunta del millón es
hasta dónde pueden bajar el ritmo del dólar oficial que es una
pieza clave del plan para desacelerar los precios. Con la
sequía, la oferta de dólares de la soja se va a ver afectada. Si
el Gobierno necesita sostener el ritmo de depreciación por la
falta de dólares, no veo cómo va a poder frenar los precios. Lo
que sí ayuda es la baja de la inflación mundial con menores
precios de las commodities y el petróleo estable".
Para el economista Martín Kalos, director de EPy CA Consultores.
"Después de picos del 7%, la baja al 5% es lógica, pero sigue
siendo un número alto y es deseable que siga cayendo. Bajar la
inflación al 4% hacia abril como postula el Gobierno no es un
escenario imposible; no es el escenario más probable porque hay
muchos riesgos. El mayor factor de riesgo es la emisión
monetaria del dólar soja de diciembre y septiembre y de las
operaciones de mercado secundario del Banco Central si se
vuelcan a incrementar la brecha. Con dólar, salarios, tarifas y
precios regulados corriendo detrás de la inflación plantean un
escenario de moderación gradual de la inflación", dijo a este
medio.
Las cifras de diciembre, a diferencia de las de noviembre, no
tuvieron tanta ayuda de los precios de los alimentos que -en el
Gran Buenos Aires, la región que más pondera en el IPC- pasaron
de subir 2,7% a 4,7% (por encima del nivel de referencia de los
Precios Justos) gracias a importantes subas en las gaseosas y
aguas embotelladas (del 6,2% mensual pasaron al 9,6%), las
frutas (10%), los panes y cereales (6,7%). Las verduras y
legumbres que el mes pasado habían bajado de precio 6,1%, en
diciembre subieron 8,9%.
La carne que el mes previo había subido solo 0,9%, en diciembre
lo hizo 3% muy detrás del nivel general. Es que con la sequía
los productores se apuran a vender el ganando antes de que muera
de sed en los campos y hay sobreoferta, pero tarde o temprano la
escasez de cabezas se hará sentir en el mostrador y en las
importaciones de carne.
Por su parte, las prendas de vestir y calzado se mantuvieron
debajo del nivel general con una suba del orden del 4,5% a nivel
nacional, pero quedaron como el capítulo de mayor inflación
anual con un aumento que promedió el 120,8%, seguido por los
precios de Hotelería y restaurantes, que subieron 108,8% a lo
largo de todo 2022.
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